Likear,
comentar y compartir contenido son acciones en apariencia elementales que, sin
embargo, revelan más información sobre nosotros de la que suponemos.
Todos
los días, en distintos momentos del día, millones de personas utilizan
Facebook, sin duda la red social más popular de nuestro tiempo. Sus usuarios
activos se calculan (hasta marzo de este año), en 1.18 mil millones de
personas, casi 17% de la población mundial actual. Todo el día, en distintos
momentos del día, desde hace casi 10 años.
Desde
el punto de vista individual, la actividad en Facebook podría parecer banal y
quizá hasta inocente. El usuario publica un comentario sobre su estado de ánimo
o sobre algún suceso del lugar donde vive, hace saber a sus amigos que está
atorado en un embotellamiento vehicular o comparte el video de la canción que
no puede dejar de escuchar en ese momento. Da like a publicaciones similares,
comenta, actualiza su foto de perfil, felicita a alguien por su cumpleaños y un
largo, nutrido y, se creería, trivial etcétera.
Sin
embargo, en un ejercicio de perspectiva que nos sacara de dicho individualismo
miope podríamos, por un lado, darnos cuenta de que quizá las acciones anodinas
de una o dos personas son insignificantes, pero cuando son tantas como las de
los usuarios activos de Facebook, al menos son para mirarse con más
detenimiento.
Por
otro lado, por más que visto así, masivamente, la actividad en Facebook nos
parezca una feria de vanidades, cada una de esas interacciones es como una
pequeña cifra de la subjetividad de quien la realizó. Siempre, en las
decisiones que tomamos está volcado lo que somos, nuestras creencias, nuestras
aversiones, las cosas que nos gustan y, por eliminación, las que nos
desagradan. Por eso dar un like no es, inocentemente, sólo dar un like.
En
Facebook se sabe esto. Se sabe que, hasta cierto punto, la naturaleza humana es
reductible a un algoritmo, comprensible por medio de estadísticas y modelos de
predicción. Que un diagrama de flujo puede trazar, con un grado aceptable de
precisión, el curso que seguirá una vida. Que la información, organizada, se
transforma en conocimiento –y este, orientado, en poder.
¿Qué
tanto puede saber Facebook de ti tomando en cuenta tu actividad en la red
social? Esa es la pregunta que responde la herramienta Apply Magic Sauce, http://applymagicsauce.com/test.html
desarrollada por el Psychometrics Centre de la Universidad de Cambridge. Además
de datos básicos como edad o género, la predicción arrojada incluye tendencias
de personalidad y políticas, satisfacción con la propia vida, nivel de
inteligencia, orientación sexual y religiosa, nivel educativo e incluso
situación sentimental, todo basado en ese cúmulo de likes, comentarios y
contenido compartido.
La
herramienta se encuentra disponible en este enlace http://applymagicsauce.com/test.html y sin duda es un buen
recurso para darnos cuenta de todo aquello, personal, que estamos tributando
voluntaria aunque quizá no conscientemente a Facebook.
DESCUBRE
TODO LO QUE GOOGLE SABE DE TI EN TAN SOLO 6 ENLACES.
Google, ese gigante tecnológico que domina
ampliamente el mercado de las búsquedas por Internet en casi todo el mundo recoge de ti mucha más información de la
que te imaginas. Es tan fácil como tener una página web e
insertar el código de Google Analytics y entrar en la cuenta pasados unos días
para ver todas las opciones que hay disponibles.
A día de hoy se puede conocer no tan solo el
número de visitas que recibes, su procedencia (tanto país como ciudad), el
recorrido de los usuarios dentro de tu página web, el dispositivo a través del
que cual acceden a tu web o bien desde que red social, sino que también es
posibleconocer su sexo,
edad e incluso sus intereses (amantes de la música, la TV, la cocina, la
tecnología, la política, etc). Eso sí,
todo son valores agregados con lo que el anonimato de los visitantes está
asegurado. Pero esto significa que Google puede obtener toda esa
información de ti.